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22 junio, 2021En la adolescencia y preadolescencia podemos ya abordar aspectos más directamente vinculados a la prevención y anticoncepción. Sin embargo, esto no significa que tengamos que descuidar la parte afectiva y emocional, todo lo contrario, debe cobrar especial relevancia.
Suele ser en esta etapa, al plantearnos la posibilidad de que nuestros hijos o hijas empiecen a interesarse por el sexo, cuando nos asaltan miedos y ansiedades.
Que los niños formulen preguntas sobre sexo no es una cuestión que deba alarmarnos. Es más, el hecho de iniciar conversaciones con ellos acerca de la sexualidad antes de la llegada de la pubertad, les ayudará a adquirir una visión del sexo más saludable.
Al hablar de educación sexual con preadolescentes, la idea que solemos imaginarnos, es la de una charla en un instituto o centro escolar. Sin embargo, la educación sexual de los más jóvenes es responsabilidad de la familia. En definitiva, la educación sexual debe ser enfocada a que aprendan a expresar su sexualidad de forma saludable.
A muchos padres se les hace cuesta arriba integrar esa normalización de la sexualidad desde la más tierna infancia de sus hijos y entre tabúes y eufemismos van salvando como pueden los retos que se van encontrando. Es algo que les incomoda; tanto que muchos incluso esperan a la pubertad, a que aparezca algún problema o simplemente asumen que sea la escuela per sé la que cumpla con el papel de educar la sexualidad de sus hijos. Sin embargo, ocurre que en ocasiones es más un trabajo previo el que debemos hacer como adultos para despojarnos de esa vergüenza y liberarnos de nuestra propia educación, o falta de educación sexual, y comenzar a asumir que es una parte más de nuestras vidas.
Nada más lejos de la realidad, ya están y estamos expuestos a diario a mensajes, imágenes, escenas… de contenido sexual y éste es precisamente un buen motivo para involucrarnos en su educación sexual. No podemos dejar que interpreten sus relaciones afectivas y/o sexuales desde la perspectiva de la televisión, los videoclips, las revistas o los comentarios de los amigos. Tenemos que involucrarnos desde la infancia en la educación sexual y afectiva de nuestras hijas e hijos y darles información y una perspectiva real de las relaciones entre adultos y lo que implican.
Consejos para enfocar este tema de forma saludable
- Inicia con ellos conversaciones de forma natural y honesta. Hablar sobre el tema a edades tempranas facilita las bases para futuras conversaciones cuando se encuentren en plena adolescencia. Y, lo más importante, también les ayuda a adquirir una visión positiva y saludable de la sexualidad.
- No los informes de aquello que no necesitan saber aún. Para ello, debes escucharlos primero para saber qué es lo que necesitan saber y cuánta información poseen de momento.
- Enséñales que la sexualidad es algo natural. Por ejemplo, trata el tema de la masturbación con naturalidad, enseñándoles que no es algo de lo que deban avergonzarse. Explícales que es una actividad íntima que muchas personas escogen y deciden hacer libremente.
- Educar en el sexo desde el respeto. Deben aprender a expresar su sexualidad de un modo que les haga felices pero al mismo tiempo desde el respeto a los demás. Enséñales que la sexualidad es una actividad íntima pero que forma parte de la esfera de la vida privada..
- Deben sentirse cómodos y confiados hablando contigo sobre la sexualidad. De esta forma, saben que pueden acudir a ti cuando les surjan dudas, ya que contigo no se sentirán avergonzados.
- Ambos padres deben involucrarse en la educación sexual. Asimismo, los niños preadolescentes comprenderán que hablar sobre este tema está bien.
Concluyendo, resulta necesario iniciar conversaciones sobre sexo y sexualidad con preadolescentes antes de la llegada de la pubertad para educarlos en salud y respeto, tanto desde el centro educativo como desde el hogar. Para ello, es fundamental crear un clima de confianza previo en el que los niños se sientan con la comodidad de poder expresarse libremente.




