En la adolescencia y preadolescencia podemos ya abordar aspectos más directamente vinculados a la prevención y anticoncepción. Sin embargo, esto no significa que tengamos que descuidar la parte afectiva y emocional, todo lo contrario, debe cobrar especial relevancia.
Suele ser en esta etapa, al plantearnos la posibilidad de que nuestros hijos o hijas empiecen a interesarse por el sexo, cuando nos asaltan miedos y ansiedades.
Que los niños formulen preguntas sobre sexo no es una cuestión que deba alarmarnos. Es más, el hecho de iniciar conversaciones con ellos acerca de la sexualidad antes de la llegada de la pubertad, les ayudará a adquirir una visión del sexo más saludable.
Al hablar de educación sexual con preadolescentes, la idea que solemos imaginarnos, es la de una charla en un instituto o centro escolar. Sin embargo, la educación sexual de los más jóvenes es responsabilidad de la familia. En definitiva, la educación sexual debe ser enfocada a que aprendan a expresar su sexualidad de forma saludable.
A muchos padres se les hace cuesta arriba integrar esa normalización de la sexualidad desde la más tierna infancia de sus hijos y entre tabúes y eufemismos van salvando como pueden los retos que se van encontrando. Es algo que les incomoda; tanto que muchos incluso esperan a la pubertad, a que aparezca algún problema o simplemente asumen que sea la escuela per sé la que cumpla con el papel de educar la sexualidad de sus hijos. Sin embargo, ocurre que en ocasiones es más un trabajo previo el que debemos hacer como adultos para despojarnos de esa vergüenza y liberarnos de nuestra propia educación, o falta de educación sexual, y comenzar a asumir que es una parte más de nuestras vidas.
Nada más lejos de la realidad, ya están y estamos expuestos a diario a mensajes, imágenes, escenas… de contenido sexual y éste es precisamente un buen motivo para involucrarnos en su educación sexual. No podemos dejar que interpreten sus relaciones afectivas y/o sexuales desde la perspectiva de la televisión, los videoclips, las revistas o los comentarios de los amigos. Tenemos que involucrarnos desde la infancia en la educación sexual y afectiva de nuestras hijas e hijos y darles información y una perspectiva real de las relaciones entre adultos y lo que implican.
Consejos para enfocar este tema de forma saludable
Concluyendo, resulta necesario iniciar conversaciones sobre sexo y sexualidad con preadolescentes antes de la llegada de la pubertad para educarlos en salud y respeto, tanto desde el centro educativo como desde el hogar. Para ello, es fundamental crear un clima de confianza previo en el que los niños se sientan con la comodidad de poder expresarse libremente.
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